Los “linchamientos” han sucedido desde hace muchos años y a nivel nacional, especialmente donde el Estado no actúa o está ausente. Según estadísticas del Centro de Documentación de la CEDHU (1991-2008), este fenómeno ha ocurrido, principalmente, en sectores urbanos o rurales con presencia de población mestiza, en Tungurahua, Pichincha, Manabí, Cotopaxi y Chimborazo. Como actores principales aparecen grupos de taxistas, y población en general especialmente familiares de los afectados. Es decir, no ocurren solo en las comunidades, como se quiere hacer creer.
La justicia indígena pasa por un proceso de largas jornadas de debate y reflexión sobre las acciones a tomar, escuchar la versión de los implicados, la importante participación de la organización comunitaria y, especialmente, el sentido de recuperar la armonía de la comunidad.
Andrés Guerrero , en el artículo: “Los Linchamientos en las Comunidades Indígenas”, habla del sentido “performativo” de estos sucesos que buscarían captar la atención de autoridades y, posiblemente, emitir una advertencia para quienes acostumbran atentar contra estos grupos sociales. Esta situación explicaría el por qué muchas veces las cámaras y micrófonos cubren lo que la Policía ni se ha enterado; estrategia que transforma un asunto local en un acontecimiento nacional.
Indudablemente, al ser un tema no tan fácil de entender requerirá de mucha sensibilidad, apertura y compromiso para lograr acuerdos y establecer mecanismos eficientes y eficaces que destierren las prácticas atentatorias a la vida de las personas. A continuación, una estadística sobre nuevos linchamientos ocurridos este año:

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