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martes, 3 de agosto de 2010

"Nos quedamos aquí para vivir de lo que da la tierra" 2



Conocimiento ancestral y nuevas tecnologías
Históricamente, los campesinos han rociado sus campos con “bombas de mochila”, un pesado bulto que hombres, mujeres y niños cargan a sus espaldas durante largas jornadas de trabajo. Por supuesto, además de las dificultades para alcanzar plantas altas y/o ubicadas en sitios de difícil acceso, la salud de los agricultores ha sido fuertemente afectada. Pensando en maximizar la utilidad del biol y mejorar las condiciones de sus tareas, varios integrantes del grupo “Compartiendo una Esperanza” hicieron un esfuerzo adicional y adquirieron una “bomba estacionaria” por familia.

Según don Segundo Criollo, “esta herramienta nos ayuda enormemente porque la ubicamos en cualquier sitio, preparamos el biol, conectamos la manguera de entrada y de salida, extendemos la manguera, prendemos la bomba y llegamos a distancias más largas, a plantas más altas y, sobre todo, sin cargar nada; esta maquinita nos permite ampliar la jornada de trabajo, involucrar a más personas en las labores y cubrir más espacio de terreno sembrado. Por eso, aunque cuesta 250 dólares, hicimos un esfuerzo adicional y la compramos, con ayuda de otra institución”, explica.

Sábado a sábado en ferias y mercados
Cargados con “guangos” de plantas medicinales, hortalizas y cajas de frutas, los y las productores van todos los fines de semana (desde las 6 de la mañana hasta el medio día) a los mercados de Ambato: la Plaza Pachano y el Mercado mayorista. Cuentan que, como un buen grupo de consumidores urbanos los conoce, les resulta bastante fácil vender sus productos. “Vienen donde nosotros porque saben que no usamos químicos y les damos buenos precios. O sea, estamos armando una red entre productores y consumidores que buscan productos sanos”, aseguran.

Las 36 familias, con 5-8 hijos, por las ventas semanales, reúnen USD 350 al mes, que les sirve para comprar otros alimentos, atender necesidades de la familia y apoyar la educación de sus hijos. Sin embargo, como el dinero no les alcanza, están sacando ruda y sangoracha, dos plantas buscadas por la industria costeña para elaborar jabón, champú; vino, aceite y gelatina, respectivamente. De ese modo, completan los ingresos económicos y le siguen ganando terreno a la esperanza. “Algunas personas no entienden lo que es producir sin químicos, y no pagan lo que pedimos; pero no nos desanimamos. Al contrario, queremos fortalecer estas ventas para llegar directamente al consumidor y evitar a los intermediarios que se llevan mucho de nuestro esfuerzo”, aseguran a viva voz.

MATERIALES PARA ELABORAR BIOL

1 tanque de 200 litros.
1 m de plástico grueso.
1.5 m de manguera de gas.
1 bote pequeño de plástico.
1 piola o cuerda para amarrar.
1 quintal de estiércol de vaca, cerdo, cabra, cuy o de pollo.
1 atado mediano de leguminosas (rastrojos de fréjol, habas, arveja u otros; picado finamente).
4 litros de melaza, jugo de caña, chicha. O panela rallada.
8 libras de sulfomag.
8 libras de roca fosfórica.
2 libras de levadura.

Puede añadirse un atado de guanto picado, ají, ajo, ortiga, ruda, matico, ajenjo, porque le otorgan características insecticidas.

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